Episodio 80: Por qué llorar por Boyd K. Packer
Por qué llorar por Boyd K. Packer
Hace años que leo a Michael Quinn. Quinn
fue un miembro de la iglesia de gran fe al que Spencer Kimball en cierta
ocasión le aseguró que si seguía fiel sería llamado apóstol. (https://www.sunstonemagazine.com/pdf/100-50-57.pdf)
Quinn es catedrático en historia (profesor)
por la universidad Brigham Young. Cuando descubrió la historia real de la
iglesia, la que ahora muchos conocemos, el decidió que debía hacerla pública
sin que eso significara que dejaba de creer en ella. De hecho en el prefacio de
su libro más famoso, Early Mormonism and the Magic World view (El mormonismo en
su comienzos y la visión mágica del mundo) Quinn da su testimonio:
Yo
creo en ángeles, espíritus y demonios, y que se han comunicado con la
humanidad. En términos mormones, tengo un testimonio personal de Jesús como mi
Salvador, de José Smith como profeta, del Libro de Mormón como la palabra de
Dios, y la iglesia SUD como una organización divinamente establecida a través
de la cual hombres y mujeres pueden obtener las ordenanzas esenciales del
sacerdocio de consecuencias eternas. (Early Mormonism and the Magic World View. Michael Quinn, Introduction
pag. xxxviii.)
D. Michael Quinn |
Michael Quinn creía que de la misma forma que
la Biblia no esconde los pecados de los ungidos, la Iglesia Sud no debería
esconder las faltas de sus profetas y apóstoles. Si sabemos que Noe se
emborrachó, Lot se acostó con sus hijas, Saul, David y Salomón fueron tres
ungidos de Dios que al final de sus vidas cayeron en pecado, que un apóstol de Jesucristo
le entregó y otro le negó, y un tercero había perseguido a los cristianos antes
de ser llamado uno de los doce: ¿Por qué no contar también la verdad sobre
Joseph Smith o Brigham Young?
Quinn publicó artículos y libros sobre la
historia de la Iglesia y como consecuencia de ello fue excomulgado. Fue uno de
los llamados seis de Septiembre, seis académicos que fueron expulsados de la
iglesia por publicar estudios demasiado “profundos” sobre la historia de la
misma (http://www.lds-mormon.com/sepsix.shtml).
Quinn siempre dijo que Boyd K. Packer
estaba detrás de estas excomuniones, a pesar de que los apóstoles no pueden
inferir en los asuntos de las estacas:
Los
Doce no tendrá ningún derecho a entrar en Sión o en cualquiera de sus estacas a
regular los asuntos de los mismos, donde exista un Sumo Consejo. Pero es su
deber de ir al extranjero y regular todos los asuntos relativos a las
diferentes ramas de la Iglesia. (Citado
en William Shepard and H. Michael Marquardt, Lost Apostles: Forgotten Members
of Mormonism's Original Quorum of the Twelve, pg 85-86)
Cuando Quinn empezó a trabajar en el
departamento de historia de la Iglesia, fue entrevistado por Packer quien le
dijo:
Tengo
muchas dificultades con los historiadores, porque idolatran la verdad. La
verdad no es edificante. La verdad destruye. Los historiadores deberían decir
solo aquella parte de la verdad que es inspiradora y edificante. (“Pillars of my Faith”,
https://www.sunstonemagazine.com/pdf/100-50-57.pdf)
Quizás haya quien no crea que Packer dijera
tal cosa, pero su comentario a Quinn está en correspondencia con unos de sus
discursos más polémicos:
Existe
la tentación de que el escritor o el maestro de historia de la Iglesia quiera
decirlo todo, sin importar que sea digno de mencionarse o no, o que promueva la
fe o no.
Algunas
cosas que son ciertas no son de mucha utilidad (“El manto es mucho, mucho másgrande que el intelecto”)
A Quinn se le pidió dar una conferencia que
diera respuesta al discurso de Packer, “El manto es mucho, mucho más grande que
el intelecto” en una sociedad de estudiantes de historia. Alguien hizo copias de
la charla de Quinn con el título de “On being a Mormon historian” y los
problemas comenzaron. Marion D. Hanks (quien era una autoridad general en
aquella época y buen amigo de Quinn) le llamo a su despacho y le contó una
historia acerca de cómo Packer lo avergonzó frente a sus colegas líderes de la
iglesia, aparentemente como venganza por una ligereza de 6 años atrás. “Elder
Packer nunca va a olvidar eso” dijo Hanks. (Para una historia completa del
asunto recomiendo este excelente artículo: (http://www.slate.com/articles/life/faithbased/2012/11/d_michael_quinn_and_mormon_excommunication_the_complicated_life_of_a_mormon.html)
Yo tenía una visión de Packer muy
diferente, antes de aprender de la auténtica verdad de la iglesia. Su libro
“Enseñad Diligentemente” me había parecido admirable y hasta recordaba con
cariño una de sus historias:
Hace
algunos años teníamos una vaca que estaba a punto de parir. Por varias semanas
no había estado en casa antes de que anocheciera de manera que un día antes de
tener que viajar a una conferencia, fui a ver a la vaca. El pobre animal estaba
padeciendo, así que llamé al veterinario, quien de inmediato vino a revisarla.
Tras hacerlo, me informó que la vaca se había tragado un alambre, el cual le
había punzado el corazón. “Temo que morirá hoy mismo”, me dijo.
Se
suponía que al día siguiente nacería el ternero. La vaca era un factor
importante para nuestra economía familiar. Le pregunté al veterinario si podía
hacer algo, y me dijo que podía tomar algunas medidas, “pero no creo que surtan
mayor efecto”, y agregó, “Va a ser dinero tirado a la calle.” Tras informarme
de cuánto me costaría, le dije que tomara las medidas que creyera convenientes.
A
la mañana siguiente nació el ternero, pero la vaca permanecía echada jadeando.
Llamé nuevamente al veterinario, pensando que el animal podría necesitar
atención. Volvió a revisar a la vaca y me dijo que por cierto moriría en menos
de una hora. Fui a la casa, tomé la guía telefónica, copié el número telefónico
de una compañía de productos vacunos, lo puse junto al teléfono y le pedí a mi
esposa que llamara y les dijera que vinieran a retirar a la vaca más tarde ese
día.
Tuvimos
nuestra oración familiar antes de marcharme hacia el aeropuerto. La oración la
pronunció nuestro niño pequeño, y en ella —después de haber expresado lo que
comúnmente expresaba, como ser: “Bendice a papá para que no le pase nada malo
en su viaje, bendícenos en la escuela”, etc.— comenzó a orar con notable
sentimiento. Dijo: “Padre Celestial, por favor bendice a Bossy para que ella se
pueda mejorar pronto.”
Mientras
estaba en la conferencia, en California, recordé esa oración, y cuando surgió
el tema de la oración en una de las reuniones, relaté el incidente y dije: “Me
alegra que mi hijo haya orado de esa manera, pues estoy seguro que va a
aprender algo importante. Madurará y sabrá que uno no siempre consigue todo lo
que pide simplemente porque lo pide. En ello hay una lección para aprender.”
Y
por cierto que la había, pero fui yo quien la aprendió y no mi hijo, pues
cuando llegué de regreso a casa ese domingo por la noche, Bossy estaba mejor.
Fue el padre quien tuvo que aprender una lección sobre la fe y la oración, de
igual manera, si no más, que su hijo. (Enseñad Diligentemente, Capítulo 24, ‘La
Gloria de Dios es la Inteligencia’)
Pero el capítulo 26 “Los Destructores” y la
sección “El Destronar” ya contenía un bosquejo de sus ideas sobre la verdad
aunque lo suficientemente camuflada como para que una mente inocente y crédula
como lo era la mía no fuera consciente de su verdadero significado.
En
lo que concierne a la Iglesia”, agregué, “supongo que si nos empeñamos en
buscar, hallaremos rajaduras, y picaduras aquí y allí. Es probable que nos
encontremos con alguna aberración en la actitud de algún líder del pasado o aun
del presente. Pese a ello, existen pruebas innegables, irrefutables e inamovibles
de la veracidad de la Iglesia, y a causa de ello, existió ese alguien que en su
debido momento, bajo suprema inspiración y gran sabiduría, obró con obediencia
y procedió a organizarla. Es preferible que nos ocupemos de apreciar su belleza
y su magnitud en vez de tratar de derrocar y buscar sus rajaduras (Enseñad
Diligentemente, Cap.26, “Los Destructores” sección “La inspiración del Escultor”).
Quisiera
decir algo en cuanto a la acción y efecto de destronar. Estoy seguro que
sabréis lo que este término quiere decir. Literalmente se refiere a la acción
de derrocar del trono a un monarca, por ejemplo, aunque en este caso, en una
aplicación más general, expresa el quitar a alguien de una determinada posición
ocupada hasta ese momento. Si un hombre, con el paso de los años, ha
consolidado un alto lugar en la estima de sus conciudadanos, parece ser una
práctica común el que haya quienes procuren investigar el pasado de tal persona
para encontrar, si pueden, alguna falla, para después publicarla y de ese modo
dar a entender que se les había pretendido ocultar algo. Tal maniobra termina
por menoscabar el carácter histórico de la idealizada estima y veneración en la
que se había tenido a ese hombre a lo largo de los años (Enseñad
Diligentemente, Cap.26, “Los Destructores”, sección “El Destronar”.)
Que Packer estuvo involucrado en las
excomuniones de los seis de Septiembre es algo que ya nadie pone en duda. Hace
unos 20 años (cuando todavía era un miembro activo creyente de la Iglesia)
estuve en Utah de vacaciones donde visité a unos amigos exmisioneros. Allí
descubrí la revista Sunstone, que publica artículos sobre la historia del
mormonismo y sus doctrinas desde un punto de vista académico. Mis amigos tenían
en su casa algunos ejemplares, y estuve leyendo algunos
artículos sobre el
escándalo del setenta Paul H. Dunn. Recuerdo que uno de estos amigos me dijo
algo así cómo (no recuerdo la frase exacta): “Esta es la clase de artículos que
no se publican en el Ensign, porque él dice (y señaló una foto de Boyd K.
Packer) que los miembros no necesitan saberlo”. Esto lo dijo en un tono
bastante molesto. Yo no cabía de asombro. Para mí, un miembro converso español,
era inaudito que otro miembro activo de la Iglesia criticase a un apóstol. Pero
como español, y habiéndome criado en un ambiente católico, me di cuenta que
para los católicos de nacimiento, era algo muy natural criticar a los curas,
obispos, e incluso al Papa, sin dejar de creer en la iglesia católica. ¿Por qué
iba a ser diferente para los mormones?
Paul Toscano, uno de los “Seis de Septiembre” |
Al
poco de morir Boyd K. Packer estuve buscando información sobre él. Al recordar
el comentario de mi amigo, y al leer tanto sobre la excomunión de Quinn y el
papel de Packer en los seis de Septiembre, me pregunté qué concepto tendría la
gente que vive la iglesia de una forma más cercana (la gente de Utah
especialmente), gente de habla inglesa que tiene facilidad para acceder a
libros no autorizados por la Iglesia, que escucha los podcast como el de John
Dehlin, leen Dialogue, Sunstone, etc. Una forma de ver la iglesia distinta a
como la hemos vivido los conversos de otros países.
Y encontré un artículo sumamente
interesante.
El artículo se llama “¿Por qué llorar por
Boyd K. Packer?” y está escrito por Alan Rock Waterman, el autor de un blog
llamado “Pure Morminism”, que como John Dehlin fue excomulgado de la iglesia
debido a sus publicaciones “poco ortodoxas”.
Alan Rock Waterman, como D. Michael Quinn
son miembros excomulgados pero todavía creyentes. Al leer el artículo de
Waterman hay que tener en cuenta que su autor, aunque crítico con la iglesia,
cree en Joseph Smith y el Libro de Mormón. Esta posición tan difícil de
entender parta mí en un principio, está acorde con los católicos que critican
la inquisición, la pederastia de los curas, los acuerdos de la iglesia católica
con dictaduras y aun así se mantienen fieles y a su fe católica. (Yo
particularmente no creo en ninguna iglesia.)
Hace un tiempo, en uno de los podcasts de
Pesquisas Mormonas, Manuel dijo algo con lo que me sentí muy identificado. Las
autoridades de la iglesia siempre dicen que la iglesia es perfecta, son los
miembros los que no lo son. Pero Manuel dijo (y yo pienso igual) que la iglesia
es imperfecta como lo demuestra la historia, muy imperfecta. Pero los miembros
no, no estoy diciendo que sean perfectos en el sentido de absoluta perfección
en el que se habla en los discursos, pero si hay alguien que le da valor a la
iglesia no es su organización, ni su historia, sino los miembros de la misma
(hablo de la gente buena, porque en la iglesia de todo hay).
Este artículo viene a demostrar esto
último. Waterman hace una reflexión crítica y honesta sobre Packer pero también
me atrevería a decir que sentimental. Creo que merece la pena leerla.
Rock Waterman |
Cuando una autoridad general amada muere,
como ocurrió el mes pasado con el Apóstol L. Tom Perry, el Internet se inunda
con una efusión de amor y recuerdos gratos. Pero, ¿qué esperar cuando una
autoridad general que no era tan querida fallece? ¿Entonces qué?
Ahí es cuando obtenemos el tipo de
reacciones que vimos tras la muerte de Boyd K. Packer la semana pasada.
Mientras escribo esto, hay apenas 43 comentarios siguientes al obituario de
Packer en el Deseret News. De los que yo he leído, todos tienden a seguir un
patrón determinado: “Llegué a estrechar la mano de Elder Packer una vez” o “Él
vino y habló con nosotros cuando yo estaba en mi misión.” No hay mucho en
cuanto a anécdotas entrañables que nos diga nada sobre el carácter del hombre
que se ha ido.
Por el contrario, en el Salt Lake Tribune,
un periódico cuyos lectores tiende a ser menos deferentes con los líderes de la
Iglesia que los que están en el órgano de noticias propiedad de la Iglesia, me
encontré con más de dos mil comentarios, la mayoría de ellos discutiendo sobre
cuánto daño Boyd Packer causó a individuos dentro de la iglesia mientras estaba
en el cargo. Las redes sociales fueron aún menos indulgentes, la noticia del
fallecimiento de Packer fue recibida con una lluvia de celebraciones
vertiginosas. Muchos duplicaron los mensajes entre sí al enviar un videoclip de
El Mago de Oz, donde los Munchkins están felices bailando con alegría y
cantando “Ding Dong, la bruja ha muerto.”
Uff.
Uno de los comentarios más reservados que
leí en Facebook tras el anuncio de la muerte de Packer era éste:
Al
parecer, es de mala educación hablar mal de los muertos, tal vez porque no
pueden defenderse. Si hablamos con amor de ellos, incluso si eran horribles y
causaron un gran daño, entonces ¿estamos contribuyendo a la ilusión de que eran
irreprochables o que sus ideas no eran perjudiciales y equivocadas? Ahora que
Boyd K. Packer se ha ido, puedo decir que estoy más que nada aliviado ... Por
supuesto, espero por mis hijos y por los hijos de mis hijos, que los arcaicos,
bárbaros y crueles ideales de este hombre se irán a la tumba con él. Si puedo
decir algo bueno de Boyd K. Packer es que le dio su regalo más grande al mundo
cuando murió.
Otro comentarista resumió los sentimientos
de muchos con esta simple evaluación:
“Si él quería ser recordado amablemente
después de su muerte, debería haber sido más amable mientras estaba vivo.”
No
soy un fan de Packer
Por mi parte, yo no soy conocido a ser
demasiado aficionado a Boyd K. Packer. Siempre he compartido mi opinión de que
hizo tanto daño a la iglesia en la década de 1980 y 90 como un solo activista
anti—mormón en ese período. Ciertamente tenía una mayor facilidad para ofender
y conducir a los miembros liberales fuera de la iglesia que la que tenía para
mantenerlos en ella. Condenó y marginó a toda una clase de Mormones —tres
categorías de mormones en realidad— cuando declaró que “las tres mayores
amenazas a la iglesia eran los homosexuales, las feministas y los
intelectuales” (Boyd K. Packer, “Discurso al Consejo Coordinador de toda la
Iglesia”)
En realidad yo estaba de acuerdo con la
evaluación de Packer en aquel momento. Hoy no veo ninguna de estas personas
como una amenaza a la iglesia que amo. Ahora reconozco que los homosexuales son
seres humanos; el término “feminista” es una etiqueta cargada a menudo de malas
interpretaciones para que signifiquen cualquier cosa que sus detractores
quieran que signifique; y en cuanto a los intelectuales ... así lo creas o no,
últimamente algunas personas me llaman intelectual, así que ya no tengo
prejuicios contra esa etiqueta como solía tener.
Pablo Toscano, un apasionado miembro que
hace veinte años fue expulsado de la iglesia por criticar a sus líderes, fue
preguntado por un entrevistador si consideraba que alguien se había ido de la
iglesia a causa de algo que él hubiera escrito. Toscano respondió: “Un día
apilaré mi cuerpo contra el de Boyd K. Packer.”
Aunque fue un líder prominente en la iglesia
durante uno 45 años, por alguna razón Packer no parecía generar el tipo de
elogios con los que a menudo colmaban a sus colegas, y a veces eso parecía
molestarle. Él era el tipo de persona de la que la gente podría decir “puedes
amarlo u odiarlo.”
Pero también era el tipo de persona del que
otros dijeron, “lo odias o... no lo odias mucho.” Aunque la mayoría de los
cinco millones de miembros activos en la iglesia, probablemente, lo tenían en
alta consideración, un significativo número de ellos eran, o muy apasionados en
sus opiniones contra Boyd Packer, o no sentían nada por él. Yo estaba incluido
en la comunidad de creyentes descontentos, esa era con mucho la capacidad de
simpatía de Packer.
En cuanto a mí, no derramé una lágrima por
la noticia del fallecimiento de Packer. En un principio hasta me uní con las
críticas que se producían en la red. Entonces, ese mismo día más tarde, leí
este comentario de mi amigo Brian Bowler, que me hizo darme cuenta de que
necesitaba cambiar de actitud:
Boyd
K. Packer, a mi parecer, comenzó a cambiar en los últimos 7 años. Él dio una
charla en su barrio en el 2008 que fue diferente a lo que ya conocíamos. Aunque
algunos de sus pensamientos se centraron en la iglesia, habló desde el fondo de
su corazón y creo que tenía razón en muchas cosas. Creo que todos nosotros,
incluso un sacerdote (Alma) podemos cambiar. Yo no voy a acusar a ningún
hombre. Creo que el presidente Packer estaba equivocado en muchos aspectos,
pero también pareció cambiar al final, y tuvo momentos en los que parecía ver
más allá del velo.
Creo
que la Iglesia en estos días titubeará más y más. Packer al menos tenía una
brújula moral, incluso si a veces estaba apagada.
Las palabras de Brian me trajeron a la
mente algo que había oído una vez de Maxine Hanks. Maxine había estado entre
los llamados “Seis de Septiembre”, una media docena de miembros fieles que
habían sido cuestionados y expulsados de la iglesia, según algunos a petición
de Boyd K. Packer. Por lo menos uno o dos casos estaban relacionados con
Packer. [1]
Maxine Hanks |
Maxine Hanks dice cómo, muchos años después
de su excomunión, se encontró con un envejecido Boyd Packer en la manzana del
templo, sentado en una silla de ruedas parecía frágil y débil. Ella le saludó,
y él le sonrió con un gesto de bienvenida. Sin embargo Packer no reconoció a la
mujer cuya vida había sido afectada casi veinte años atrás por su causa. “Me
encontré sin sentir nada sino compasión y amor por un hombre que una vez había
parecido como un enemigo”, Maxine recordó más tarde.
Tengo la sensación de que es la manera en
que Cristo quiere que yo reaccione. La semana pasada, al enterarse del
fallecimiento del hermano Packer, Maxine escribió esto en su página de
Facebook:
Su
muerte es todavía difícil de asumir. Se siente monumental. Cuando me vi en
desacuerdo con él en la década de los 90, nuestros puntos de vista parecían
opuestos; sin embargo, pensé que lo entendí. Más tarde, con los años, le leí
más a fondo, le entendí mejor, vi cosas que con las que de hecho estábamos de
acuerdo, cosas que nunca había visto antes. Por último, estoy agradecida por la
piedad, que me permitió encontrar un poco de alivio hacia él antes de que
muriera. Lo que sea que todos hayamos aprendido de nuestra relación con él,
pido porque nuestras experiencias nos ayudarán a centrarnos en la curación de
heridas, no importa cuán profundas sean, y avanzar en la Iglesia.
Hay un beneficio inesperado al descubrir
puntos en común con alguien a quien una vez consideramos nuestro enemigo, y
admiro la misericordia de Maxine en este caso. Tengo que admitir que, a pesar
de algunas de las principales diferencias que he tenido con Boyd Packer a lo
largo de los años, yo también he descubierto posiciones, en particular en los
últimos años, en las que estoy completamente de acuerdo con él. La semana
pasada, incluso cité una declaración hecha por él en la apelación que presenté
en respuesta a mi propia excomunión. Si se ha sorprendido de que haya
encontrado algo que dijo Boyd K. Packer que me ha servido como argumento útil
para reforzar mi posición... bueno, no creo que se haya sorprendido más que yo.
¿Perdona
y olvida?
El perdón es una de las cosas más difíciles
que el Señor solicita de nosotros. Puede que sea nuestro privilegio pudrirnos
en nuestra ira y frustración por la iniquidad de otros, pero seguro que no es
saludable. Sólo sirve para envenenar nuestras almas. Gracias a Dios la
administración de justicia no es parte de nuestras obligaciones. Es el Señor
quien la administra, no nosotros. Así que no importa el daño que hayamos recibido
a manos de otro, tenemos que dejarlo en las manos de Dios. Jesús nos recuerda:
“a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres.”
Aprender a perdonar impide que nos
amarguemos por las acciones de otros que de todos modos no podemos controlar.
El perdón nos permite seguir adelante. Pero, ¿el perdón nos obliga a pasar por
alto el daño que alguien nos ha hecho? ¿Significa que aprobamos los pecados de
otros, sobre todo cuando esos pecados han afectado de forma perjudicial a tanta
gente? ¿Se nos obliga a actuar como si nada hubiera pasado?
Yo digo que no.
Mi esposa y yo éramos muy amigos de otra
pareja en nuestro barrio de California. Hace algunos años, el marido murió.
Afortunadamente para su viuda, el dejó atrás una cantidad considerable en su
seguros de vida, lo suficiente como para mantenerla a ella y a su pequeño hijo
por el resto de sus vidas.
Esta viuda conocía a un miembro de
confianza de su estaca que era un exitoso constructor, y se ofreció a ayudarla
a invertir ese dinero. El dinero fue a un negocio seguro, una urbanización
comercial muy atractiva. Debido al status de aquel hombre como experto
financiero informado, y sobre todo también porque era un miembro respetado del
sumo consejo de estaca, nuestra amiga tenía plena confianza en que su dinero
estaba a salvo con él, y le confió casi toda la suma. Esto fue en 2007.
Bueno, ya sabéis lo que vino después: 2008.
El mercado de la construcción cayó por completo, y el dinero de nuestra amiga despareció.
Absolutamente todo. A pesar de esto, la viuda continuó teniendo plena confianza
en que el hombre encontraría una forma de devolvérselo “porque es un buen
miembro de la iglesia.”
Pero el hombre no le podía devolver su
dinero. No lo tenía. Había perdido su propio dinero y el de ella, porque le
había entregado todo a otra persona, y esa otra persona también lo había
perdido. El dinero había desaparecido, así de simple.
Así que aquí está la pregunta: ¿Se le
requiere a nuestra amiga perdonar al hombre que perdió su dinero? Por supuesto
que sí. Dios lo requiere. Y en su honor he de decir que lo perdonó.
Pero en su perdón, ¿se le requiere fingir
que la pérdida nunca sucedió? ¿O condonar el daño que se le hizo? No, no se le
requiere.
Nuestra amiga sufrió grandemente debido a
la pérdida de su dinero. Ella fue arrojada a la pobreza y obligada a depender
de los sistemas del gobierno y de bienestar de la iglesia para que ella y su
hijo pudieran sobrevivir. Así que, aunque ha perdonado al hombre y ha aprendido
a seguir adelante, eso no cambia el daño que le hizo a su vida. ¿Cómo iba a ser
responsable de su futuro bienestar y del bienestar de su hijo si no hubiera
aprendido de la experiencia y decidir ser un poco más cuidadosa en el futuro?
¿No debería hacer todo lo que pudiera para asegurarse de que tal daño no se
repita, ni a ella misma ni a ninguna otra persona? ¿No hay ahí una lección de
la que puede beneficiarle?
Yo diría que sí. Y aquí está: El hecho de
que un hombre sea un miembro de la iglesia con llamamiento importante no
significa automáticamente que es incapaz de cometer errores o hacer daño.
Incluso la persona mejor intencionada puede no siempre hacer lo correcto por ti.
El arrepentimiento es un proceso que a
menudo requiere que nos perdonemos a nosotros mismos, así como a los demás. Me
he dado cuenta de que pecar —caer— es una parte esencial por la que nos
pusieron en esta tierra, y la más importante de la que aprender. Dios no se
sorprende cuando caemos; es lo que espera plenamente de nosotros. Él no se
enoja o se siente frustrado con nosotros cuando esto sucede. (A menos que
sigamos cometiendo los mismos errores tontos una y otra vez, los que tienden a
hacer daño a los demás. Las Escrituras muestran que eso parece irritarle un
poco.)
He encontrado que cuando he cometido un
error o un pecado por el que estoy en la necesidad de arrepentirme, el Señor
realmente tiene una sola pregunta para mí: “¿Has aprendido algo?”
Si puedo reconocer la lección y aprender de
ella y aplicar lo que he aprendido, por lo general soy capaz de seguir adelante
y hacerlo mejor. Si no puedo—o no quiero—aprender de la experiencia, quedo
atrapado en mis pecados.
¿Cuán igualmente importante es entonces,
cuando somos víctimas, como indudablemente lo fueron de Boyd K. Packer algunos
confiados miembros santos de los últimos días, aprender de sus errores y de los
nuestros, decidiendo no caer en la trampa de confiar en el brazo de la carne
simplemente porque la persona adscrita a ese brazo tiene un alto cargo y una
posición elevada en la Iglesia, sino en su lugar seguir la luz de Cristo dentro
de nosotros mismos? Esto no sólo nos protege de la credulidad y el daño, sino
que también nos permite ser sanadores en lugar de víctimas. O enemigos.
Habrá algunos miembros fieles que lean éste
artículo que nunca hayan oído hablar de ninguna de las controversias en torno a
Boyd K. Packer. Todo esto será algo nuevo para ellos y que puede que se
pregunten qué gran daño hizo Packer realmente. Cuando comencé a escribir este
artículo, creí que sería importante listar, documentar y delinear con precisión
los males que algunos miembros de la iglesia sufrieron debido al fanatismo
autoritario de Boyd Packer.
Pero he cambiado de opinión. Puedo ponerlo
todo en alguna futura entrada del blog, pero no esta semana. Hoy no.
Boyd K. Packer se ha ido a recibir su
recompensa, sea cual sea esa recompensa está en el reino de Dios. Pero en
nuestro reino, haríamos bien en seguir el tierno ejemplo de Cristo, que perdonó
a los que pecaron, y nos recuerda que todos somos pecadores. ¿Es posible que
podamos hacerlo en vez de sentir compasión por los líderes de la Iglesia cuando
nos juzgan equivocadamente o actúan injustamente contra nosotros? ¿Podríamos
usar la verdad de lo que somos de una forma productiva, en lugar de una forma
conflictiva: para encontrar un terreno común o soluciones, en lugar de
exacerbar la desconfianza?
Esta semana, miembros de la familia del
hermano Packer están sufriendo su pérdida, mientras que personas que nunca lo conocieron
siguen lamentándose por el daño de algunas de sus palabras y acciones que una
vez infringieron sobre ellos y sus seres queridos. Hay un montón de razones
para llorar en todas partes, así que vamos a seguir adelante y a afligirnos. Y
mientras nos afligimos, podríamos enviar sinceras oraciones al cielo por el
hermano Packer, reconociendo que él no era ni más ni menos imperfecto que lo
que el resto de nosotros los somos a nuestra manera. Tal vez podamos hacer un
esfuerzo consciente para aprender de los errores que él cometió, al ver una
verdad más elevada, sobre nosotros mismos y sobre él, en lugar de mirar con el
corto punto de vista que frecuentemente utilizamos los unos con los otros.
________________________________
[1] El fallecido Malcolm Jeppsen, un
miembro de los Setenta y el mejor amigo de Boyd Packer desde la infancia,
admitió en sus memorias inéditas, el papel que desempeñó como agente de su
amigo Boyd Packer en la ejecución de uno de estos comités disciplinarios, el de
Abraham Gileadi . (La expulsión de Gileadi fue más tarde dictaminada como un
error, fue reincorporado, y todas las referencias a su excomunión borradas.)
Según Joseph Smith, es una violación de la
ley de la Iglesia que cualquier apóstol interfiera en los asuntos relativos a
los miembros de una estaca:
“Los Doce no tendrá ningún derecho a entrar
en Sión o en cualquiera de sus estacas a regular los asuntos de los mismos,
donde exista un Sumo Consejo. Pero es su deber de ir al extranjero y regular
todos los asuntos relativos a las diferentes ramas de la Iglesia.” (citado en William Shepard and H. Michael
Marquardt, Lost Apostles: Forgotten Members of Mormonism's Original Quorum of
the Twelve, pg 85—86)
Packer
ResponderEliminarEl mismo cuento, de quien tiene las "LLAVES"? ;esas "llaves" del mormonismo son EGO,simplemente eso.
ResponderEliminarAqui hay buan material para un interesante post-cast;
ResponderEliminarI want to be a missionary now
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Encuentran muerto misionero mormón:
http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/264625/encuentran-muerto-misionero-mormon
Joven misionera mormona muere en Argentina:
http://losmormones.org/2278/joven-misionera-mormona-muere-en-argentina
Misionero mormón de Idaho muere en México;
http://www.20minutos.com/noticia/b10087/misionero-mormon-de-idaho-muere-en-mexico/
Qué horror
EliminarHola estimados Pesquisas.
ResponderEliminarLuego de escuchar su programa, encontré el famoso discurso del manto sobre el intelecto, a cual nunca le había puesto atención y doy mi opinión.
1. Packer se dirige a un grupo de empleados de la iglesia y por ello mismo, los anima a ocultar las verdades doctas que pueden alterar el testimonio del evangelio, ahora en empresas en general sucede lo mismo, apple no va a pedir que sus empleados hablen las verdades incómodas de sus equipos, igual con packer (ojo no estoy a favor del hermanito)
2. EL problema de los líderes de la iglesia es creer que todos los disparates que digan son "escritura", algo absurdo y soso en verdad, y más problemático aún es que lo miembros creen en esas tonterías y lo sellan con un amén sin estudiarlo en su mente, justamente como indican las escrituras que leemos.
3.Packer pide que digamos mentiras piadosas, pero metiras a la final, bueno esto tiene una explicación, el "honesticidio", dentro de la psicología transpersonal, decir la cruda verdad, en verdad altera y mata no solo el testimonio de una persona, sino que puede llevarla a la depresión, la sensación de vacío y el suicidio, No lo justifico, pero la iglesia suavemente debería ser honesta con sus temas o al menos dejar abierta la puerta hacia la investigación sincera.
4. Packer ya murió, quizá nos deja enseñanzas buenas que quizá no practicó.
5. El manto no es más que el intelecto y jamás será así, si estoy enfermo voy a un médico, para que me cure, a pesar de que haya recibido la bendición de salud, de hecho los líderes piden bendiciones y luego se van al médico o al contrario, pero siempre está el intelecto presente.
El intelecto en sí, es una muestra de fe, un científico que investiga en el inicio de sus investigaciones parte de una hipótesis que puede ser válida como no, pero cree en su proceso, en sus evidencias, en sus experimentos, cree, y eso es fe. Ese tipo de fe es el que la iglesia ignora o no quiere ver.
En relación a los temas históricos es por la fe que tenemos que investigamos mas y mas y nos encontramos con hechos desagradables, tan desagradables que no parecen ser ciertos, pero si hay evidencias hay que creer, también.
En resúmen, Packer pide a su corporación que digan que todo estuvo bien en el pasado glorioso de la iglesia y que ésta rodará por toda la tierra y sobrevivirá al mundo.
saludos
Es verdad. Son mentiras piadosas, pero son mentiras al fin. Si los maestros de seminario son amenazados con ser despedidos por decir la verdad, me parece que el problema no es de ellos, sino de la iglesia que los obliga a mentir.
Eliminarla verdad es espada de dos filos la iglesia mormona es una corporacion mentirosa y enganadora eso es evidente pero cada quien cree en lo que quiere creer walle1313
Eliminarla verdad es espada de dos filos la iglesia mormona es una corporacion mentirosa y enganadora eso es evidente pero cada quien cree en lo que quiere creer walle1313
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