Episodio 135: Cuando los líderes hablan, ya pensaron por nosotros

Hay una cita muy famosa que a los críticos de la iglesia les gusta repetir. Dice, “Cuando los líderes hablan, ya pensaron por nosotros”, queriendo decir que no hace falta que pensemos por nosotros mismos, sino que podemos confiar ciegamente en que los líderes pueden tomar decisiones por nosotros y eso es suficiente.

¿Pero de dónde viene esa cita? Eso es lo que me propuse a averiguar, y no me costó mucho. En la edición de junio del 1945, la revista Improvement Era, la revista oficial de la iglesia en esa época, tenía el siguiente mensaje:


Maestros de barrio

El deber del maestro es velar siempre por los miembros de la iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos;

y cuidar de que no haya iniquidad en la iglesia, ni aspereza entre uno y otro, ni mentiras, ni difamaciones, ni calumnias;

y ver que los miembros de la iglesia se reúnan con frecuencia, y también ver que todos cumplan con sus deberes. (DyC 20:53-55)

Mensaje para los maestros de barrio de junio, 1945

“Apoyando a las autoridades generales de la Iglesia”

Recorte de la revista Improvement Era con el artículo para los maestros de barrio

Ningún santo de los últimos días es obligado a apoyar a las autoridades generales de la iglesia. Cuando se le da la oportunidad para votar en la oposición en cualquiera de las muchas conferencias organizadas en la Iglesia, puede indicar su deseo de apoyarlos levantando la mano derecha; puede manifestar su oposición de la misma manera; o puede ignorar la oportunidad por completo. No hay ningún elemento de coerción o fuerza en este procedimiento o en cualquier otro en la Iglesia.

Sin embargo, hay un principio de honor incluido en la elección del miembro. Cuando una persona levanta la mano para apoyar a los líderes de la Iglesia como “profetas, videntes, y reveladores”, es igual que si prometiéramos seguir sus liderazgos y seguir sus consejos como oráculos vivientes de Dios. Como consecuencia, cualquier acto o palabra subsiguiente que esté en desacuerdo con la voluntad del Señor como fue enseñado por los líderes de la Iglesia, pone en duda la sinceridad de esa persona. Uno no podría decir que tiene integridad completa si levanta la mano para apoyar a las autoridades de la Iglesia y después hace lo opuesto a sus consejos.

Cualquier santo de los últimos días que denuncia u opone, ya sea activamente o de cualquier otro modo, cualquier plan o doctrina propuesta por los “profetas, videntes y reveladores” de la Iglesia está cultivando un espíritu de apostasía. Uno no puede hablar mal de los ungidos del Señor y mantener el Espíritu Santo en su corazón.

Debe recordarse que Lucifer tiene una manera muy astuta de convencer a las almas que no lo sospechan que las autoridades generales de la Iglesia tienen tanta probabilidad de estar equivocados como de estar en lo correcto. Este tipo de juego es el pasatiempo favorito de Satanás, y lo ha practicado en las almas creyentes desde Adán. Él gana una gran victoria cuando puede hacer que los miembros de la Iglesia hablen en contra de sus líderes y a que “piensen por sí mismos”. Él se especializa en sugerir que nuestros líderes están en error mientras tira rayos enceguecedores de apostasía en los ojos de aquellos a quienes engaña. ¡Qué astucia! Y pensar que algunos de nuestros miembros son engañados por tales trucos.

Las siguientes palabras del profeta José Smith deberían ser memorizadas por cada santo de los últimos días y repetidas a menudo para asegurarse de que nunca sean olvidadas:

Voy a daros uno de los misterios claves del Reino. Es un principio eterno, que ha existido con Dios por toda la eternidad. Ese hombre que se levanta para condenar a los otros, encontrando problemas con la iglesia, diciendo que están desencaminados, mientras que él es justo, entonces saben con seguridad que ese hombre está en el camino a la apostasía; y si no se arrepiente, va a apostatar, tal como Dios vive (Teachings of the Prophet Joseph Smith, pp. 156-7).

Cuando nuestros líderes hablan, ya pensaron por nosotros. Cuando proponen un plan, ese es el plan de Dios. Cuando señalan el camino, no hay otro camino seguro. Cuando dan direcciones, debería ser el fin de la controversia. Dios no trabaja de ninguna otra manera. Pensar de otra manera, sin arrepentimiento inmediato, puede costarle la fe a uno, destruir su testimonio, y dejarnos como extranjeros en el Reino de Dios.
______

Cuando el profeta habla

Junio de 1980

por el presidente N. Eldon Tanner

Primer Consejero en la Primera Presidencia

En una conferencia especial realizada para las mujeres de la Iglesia en septiembre de 1978, la Presidenta de las Mujeres Jóvenes, Elaine Cannon, hizo la siguiente declaración: “Cuando el Profeta habla… el debate se da por terminado” (Liahona, febrero de 1979).

Esa sencilla declaración me impresionó; pues encierra un significado espiritual muy profundo para todos nosotros. Dondequiera que voy, mi mensaje a la gente es éste: ¡Seguid al Profeta! ¿Para qué más el Señor ha puesto profetas en la tierra a través de las dispensaciones? En su sabiduría infinita y como parte del plan de vida y salvación para sus hijos, Él nos ha dado un plan para seguir, los líderes para dirigimos y mantenernos en la vía y la organización de la Iglesia para ayudarnos a establecer el cimiento y desarrollar nuestra capacidad, o, en otras palabras, prepararnos, para llevarnos de regreso a nuestro hogar eterno.

No tiene sentido suponer que el ser humano pueda quedar a la deriva y aun así lograr los propósitos de Dios; eso es tan irrazonable como sería dejar a un bebé recién nacido librado a su propia suerte y esperar que aprenda a caminar, hablar, alimentarse y vestirse, sin ayuda de parte de quienes son responsables de su atención y enseñanza. La criatura dejada en esas condiciones pronto perecería.

Así sucede con nosotros. Sin el conocimiento y la comprensión del evangelio, el plan de Dios para sus hijos, no podemos vivir de acuerdo con la ley que resulta necesaria para nuestra salvación; y, por lo tanto, quienes olvidan su entrenamiento espiritual, o dejan de escuchar y obedecer la voz de amonestación de los profetas, sufrirán una muerte espiritual.

Es difícil entender la razón por la que tantas personas luchan contra el consejo del Profeta y en pro de la preservación de aquellas cosas que les acarrearán la desgracia y aun la muerte. Como ejemplo consideremos la Palabra de Sabiduría. Poco después de la restauración del evangelio y de la organización de la Iglesia, el Señor dio a José Smith, el Profeta, una revelación a la cual nosotros llamamos la Palabra de Sabiduría, que nos advierte que el té, el café, el alcohol y el tabaco, entre otras cosas, no son buenos para el hombre y que no deben ser ingeridos por los santos.

En aquella época esto fue bastante sorprendente, pues el consumo de esas cosas no era considerado dañino para la salud. Durante muchos años después que se recibió la revelación, la gente consideraba que los mormones eran singulares porque se abstenían de dichas substancias aparentemente inofensivas. Luego los científicos comenzaron a descubrir muchos efectos dañinos del tabaco y hoy en día se nos advierte, cada vez con más insistencia, en cuanto a los riesgos que encierra para la salud el consumo de tabaco, té, café y alcohol, además de los peligros que implican para el hijo en gestación cuando la madre los ingiere.

Los Santos de los Últimos Días deberían tener la disposición de aceptar las palabras de los profetas sin esperar que la ciencia dé fe de la validez de sus consejos. Somos sumamente afortunados al tener un Profeta viviente a la cabecera de la Iglesia para guiamos. Todos los que sigan su consejo serán partícipes de las bendiciones prometidas que no estarán al alcance de los que se nieguen a aceptar sus mensajes.

Hoy en día se discute sobre muchos temas por causa de las controversias que nos rodean. Ya que quienes sostienen esas controversias parecen incapaces de llegar a soluciones aplicables y apacibles, debería resultar evidente para todos la necesidad que tenemos de recibir guía divina. Ciertamente resulta triste que el mundo no sepa o acepte el hecho de que en medio de nosotros hay un Profeta, mediante el cual Dios puede enviar la solución a los problemas del mundo.

Los verdaderos Santos de los Últimos Días no tienen ese dilema, puesto que saben que los mensajes del Profeta han venido del Señor y tienen el acuerdo de todas las Autoridades Generales, hombres de visión e integridad y que tratan de mantenerse en comunión con El. Los miembros no están como algunos sugieren, obedeciendo ciegamente y actuando sin emplear el libre albedrío para hablar y pensar por sí mismos. Mediante la oración a nuestro Padre Celestial, cada uno de nosotros puede tener la seguridad de que el camino que elegimos tiene su aprobación divina.

¿Por qué debe haber debate en cuanto a los principios morales que hoy día confunden al mundo? Desde el comienzo Dios ha aclarado muy bien su posición con respecto al casamiento, el divorcio, la vida familiar y el amor a los hijos, la inmoralidad, la castidad, la virtud y el papel elevado y santo de la mujer; y mediante su Profeta reitera constantemente las enseñanzas de la Biblia, que son claras en cuanto a estos asuntos.

La historia y la experiencia han demostrado que siempre y dondequiera que alguien se desvíe de la palabra del Señor, ocurre una calamidad. Han caído civilizaciones; ha habido destrucción general e individual, dolor, lamentos y gran pesar; ha habido hambre y pestilencia. Solamente Satanás y sus secuaces han quedado para regocijarse; él es el autor de los debates sobre los principios morales; él ha jurado torcer los propósitos de Dios; él es quien engaña y se pone al acecho para llevar adelanté sus proyectos astutos, prometiendo las riquezas de este mundo como recompensa a quienes lo sigan.

Para obtener estas riquezas muchos participan en los mencionados debates. Los que se dedican a la industria del tabaco y del alcohol y los que comercian con la pornografía, están acumulando grandes riquezas a costa de la gente y para detrimento de la salud de muchas personas. Con toda la evidencia que existe sobre la existencia de la pornografía infantil, es deplorable que cualquier padre permita que sus hijos sean explotados en esa forma. Algunos niños sufren por la negligencia y el abuso de parte de la madre que busca placeres mundanos, o una carrera fuera del hogar; y muchos hombres están más interesados en su éxito financiero que en el bienestar de su esposa e hijos.

Debemos invertir completamente todo esto; no podemos servir a Dios y a las riquezas. ¿De parte de quién estamos? “Cuando el Profeta habla, el debate se da por terminado.”

 _________

¿Qué debo hacer si pienso que recibí una revelación diferente a la de los apóstoles y profetas?

Por Gregory L. Smith para FairMormon

(Al final del artículo incluyo un resumen, notas mías, y las referencias dadas por el autor)

¿Qué debemos hacer si creemos que recibimos una revelación que difiere con la voz unida de la primera presidencia y los doce apóstoles?

Una de las mayores fortalezas de—y, puede decirse, uno de las características que definen a —la doctrina SUD como fe, es la creencia en la revelación continua, tanto por parte de los líderes como de los miembros. Los miembros entienden que la revelación que reciben es sólo para sus áreas de mayordomía y responsabilidad.

¿Qué hacemos entonces en caso de creer sinceramente que recibimos una revelación que nos dice que el concilio más alto de los líderes de la iglesia está equivocado?

Sugiero cinco principios importantes sacados de las palabras los apóstoles y profetas sobre tales situaciones, las cuales han bendecido mi vida.

Como primer paso, debemos considerar seriamente si estamos equivocados o engañados
Élder Oaks enseñó que algunas cosas pueden descalificarnos de recibir revelación hasta que las corregimos: “No podemos tener la compañía del Espíritu Santo—el medio de revelación individual—si estamos en transgresión o si estamos enojados con y en rebelión contra las autoridades elegidas por Dios”.(1)

Nótese que no hay una excepción que dice, “a menos que estén en lo correcto y ellos equivocados”.

Debemos orar para tener un cambio de corazón de ser necesario

Marion G. Romney, quien formó parte de la primera presidencia, tuvo una experiencia similar. Harold B. Lee la describió:
En el campo político donde hay tanta presión para que los hombres comprometan sus ideales y principios por ganancia personal, los trabajadores del partido aprendieron a admirar la intensa lealtad de Marion G. Romney a su propia conciencia así como al consejo de los líderes de su iglesia, cuyos dictámenes sobre temas vitales que afectan el bienestar de la nación él aceptó como divinamente inspirados aún si lo pusieron en contraste agudo con los líderes de su propio partido político. En una de esas ocasiones, cuando los líderes de la iglesia, en una pieza de opinión muy directa, denunciaron las tendencias de la administración política que estaba en el poder, él me confió algo que sería bueno para todos los miembros leales de la iglesia que pudieran emular: “Cuando leí el artículo”, me dijo, “sabía lo que debía hacer, pero no era suficiente. Sabía que debía sentirme bien siguiendo el consejo de los líderes de la iglesia y que tenían razón. Tuve que arrodillarme una noche entera para poder lograrlo”. Presento en esa declaración la diferencia entre obediencia “inteligente” y “ciega”. Marion G. Romney, aunque nunca fue desleal a las autoridades encima de él, nunca podría ser acusado de ser un “seguidor ciego”. (62-16, p. 742)(2) 
Por lo tanto, fue con una experiencia personal difícil que el Presidente Romney más tarde enseñó:
Algunos miembros asumen que uno puede estar en completa armonía con el espíritu del evangelio, disfrutar de una completa hermandad en la iglesia, y al mismo tiempo estar en desarmonía con los líderes de la iglesia y el consejo y dirección que dan. Tal posición es completamente inconsistente. . . Quienes profesan aceptar el evangelio y al mismo tiempo critican y se rehúsan a seguir el consejo de los profetas están asumiendo una posición indefendible. Tal espíritu lleva a la apostasía.(3)
 El Presidente Romney también dijo:
Si estamos del lado de la verdad, debemos tener el espíritu del Señor. Para obtener ese espíritu, la oración es un prerrequisito. Orar mantendrá nuestra visión clara en los asuntos de lealtad así como en todos los otros asuntos. Pero cuando digo “orar” no quiero decir simplemente decir oraciones. Las oraciones pueden ser dichas de una manera superficial. El acceso al espíritu de Dios, el cual es un poder que nos dirige, no puede ser obtenido de esa manera.
Y así es como el Presidente Romney lo obtuvo. El mandato divino de orar no es satisfecho en una manera casual ni en un esfuerzo de obtener la aprobación divina de un curso predeterminado. Una firme resolución de cumplir con la voluntad de Dios debe incluir el pedir conocimiento para saber cuál es Su voluntad. Cuando uno se pone en la posición de que va a seguir la verdad donde sea que nos lleve, aunque requiera revertir una posición anterior, uno puede, sin hipocresía, presentarse ante el Señor en oración. Entonces, cuando se ora con toda la energía del alma, se puede tener y se va a recibir la guía. La mente y la voluntad del Señor se nos darán a conocer respecto al curso que debemos tomar.

Les aseguro, sin embargo, que el espíritu del Señor nunca dirigirá a una persona a tomar una posición opuesta al consejo de la Primera Presidencia de Su iglesia, ni puede hacerlo. . .(4)

[La premisa de este argumento, como es de esperar de todo argumento de la iglesia, es que uno debe preguntar a Dios si estamos equivocados al estar en desacuerdo con los líderes de la iglesia, pero la única respuesta aceptable es que estamos equivocados, por lo que podemos ignorar ese paso y simplemente aceptar el hecho de que tienen razón. Porque después de todo no estamos “preguntando” si tienen razón, simplemente estamos pidiendo a Dios que nos ayude a entender que estos hombres claramente tienen razón. No estamos pidiendo una respuesta, simplemente estamos pidiendo una confirmación. Nota del Sr. Pesquisas]

Aquí hay un punto importante—el Presidente Romney describe la necesidad de estar dispuestos a cambiar. Éste es en verdad un acto de consagración, de poner algo que amamos y valoramos sobre el altar (nuestras convicciones políticas, nuestras convicciones morales (énfasis del traductor), nuestras opiniones más profundas, nuestra comodidad social, o el hecho de que lo que se nos pide requiere reevaluar completamente nuestra visión del mundo).

[Cuando un líder religiosos nos pide que reevaluemos nuestras convicciones morales, nuestras antenas deberían levantarse. A los participantes de la masacre de Mountain Meadows se les pidió que reevaluaran sus convicciones morales y que “cumplieran con su obligación” y ya sabemos cómo terminó eso. Nota del Sr. Pesquisas]

Sólo cuando estamos genuinamente dispuestos a hacer esto podemos esperar las bendiciones. La fe procede al milagro.

Debemos ser pacientes

Brigham Young contó de la primera vez que José Smith le enseñó algo que no podía creer. Sucedió cuando José le enseñó de los 3 grados de gloria en el cielo. Dijo Brigham:

No estaba preparado para decir que lo creía, y tuve que esperar. ¿Qué hice? Se lo presenté al Señor en mis sentimientos, y dije “Esperaré hasta que el espíritu de Dios me lo manifieste, a favor o en contra”. No juzgué el asunto, no argumenté en contra en lo mínimo. Nunca argumenté contra nada que José presentó, pero no podía verlo o entenderlo, así que se lo presenté al Señor.(5)

Nótese que Brigham no “sigue ciegamente” a José. Él no comienza creyendo en la doctrina simplemente porque José la predicó. Brigham insistió en que debía tener su propio testimonio antes de creerlo.

Sin embargo, Brigham tampoco se fue hacia el otro lado. No se rebajó a debatir académicamente, o en publicar un diario “alternativo” (¡hoy tales personas probablemente comenzarían un blog o lo escribirían en Facebook!) detallando todas las razones por las que no creían en lo que José estaba enseñando. Él ajustó su comportamiento exterior en concordancia con sus convenios, pero no abdicó su responsabilidad interior por su sincera duda e incertidumbre. Él esperó hasta recibir una revelación, pero no dejó que lo que no sabía destruyera lo que sí sabía.

Si no hubiera hecho esto, nunca habría recibido una revelación. La fe procede al milagro, y esto puede incluir a la fe de poder esperar.

El Presidente Packer advirtió:
Existen personas dentro de la Iglesia que se molestan cuando se verifican cambios con los cuales ellas no están de acuerdo, o cuando los cambios que ellos proponen no se llevan a cabo, y se basan en estas cosas para argumentar que los lideres no son inspirados.

Escriben y hablan para convencer a otras personas de que las doctrinas y las decisiones de las Autoridades Generales no son el producto de la inspiración.

Hay dos elementos que caracterizan a estas personas: están continuamente perturbadas por la palabra obediencia y siempre ponen en tela de juicio a la revelación. Siempre ha sido así.(6)
Si, después de todo, esto todavía creemos que los líderes de la iglesia están equivocados, todavía no estamos autorizados para hablar o desear un curso de acción o de enseñanza diferente.

El Presidente George Q. Cannon notó:

Podemos concebir que un hombre honesto difiera en opinión de las autoridades de la iglesia y aun no ser un apóstata; pero no podemos concebir que un hombre no sea un apóstata si publica estas diferencias de opinión y busca por medio de argumentos, sofismas, y nuevos alegatos en réplicas imponérselas a la gente para producir división y conflicto y para poner los consejos de las autoridades de la iglesia, de ser posible, en una mala luz, porque tal conducta es apostasía y nosotros entendemos el término. Dijimos además que mientras un hombre pude diferir honestamente en opinión de las autoridades a causa de una falta de entendimiento, debe ser excesivamente cuidadoso cómo actúa en relación a tales diferencias, o el adversario tomará ventaja de él, y él pronto se llenará del espíritu de apostasía y se lo encontrará luchando contra Dios y la autoridad que Él puso aquí para gobernar a Su iglesia.(7)

Se nos puede enseñar por revelación cosas que son verdad, y para nuestro confort, pero no es nuestro derecho el desparramarlas públicamente, o el usarlas para abogar cambio, etc.
Brigham Young: “Si reciben una visión o una revelación del Todopoderoso, una que el Señor les dio para ustedes mismos, o para su gente, la cual no deben revelar por no ser las personas correctas, o porque no debe ser conocido por la gente en el presente, deben guardar y sellar. . . tan secreto como una tumba. El Señor no confía en aquellos que revelan sus secretos, ya que él no puede revelarse a tales personas”.(8)

Joseph F. Smith: “Ni siquiera una revelación de Dios debe ser enseñada a su gente hasta que haya sido aprobada por la autoridad que preside y por medio de la cual el Señor hace conocida su voluntad para guiar a los santos. . . El espíritu de revelación puede posarse sobre cualquiera, y enseñarle muchas cosas para su confort e instrucción general. Pero ésas no son doctrinas de la iglesia, y, por más que sean verdaderas, no deben ser inculcadas [por ejemplo, enseñadas y distribuidas/publicadas] hasta que se dé el permiso apropiado.(9)

Por lo tanto, podemos decir que un deseo o voluntad de usar tal supuesta revelación para el consumo o enseñanza pública es evidencia adicional de que nuestra revelación no es de Dios. [En otras palabras, si uno recibe una “revelación”, por correcta que esté y por más que concuerde 100% con las palabras de los líderes de la iglesia, si uno siquiera tiene el deseo de compartirla, entonces eso es prueba de que tal “revelación” es falsa. OK. Nota del Sr. Pesquisas] Aquellos que reciben revelaciones verdaderas estarán en paz, y tendrán confianza de que el Señor respetará las líneas de responsabilidad que Él ha establecido por Su iglesia.

Conclusión

Yo entiendo a quienes sufren con esta situación. Pero, creo que nuestra responsabilidad es clara. Tal vez no hemos podido ser convencidos de que lo que se nos ha pedido es correcto. Tal vez necesitamos, como Brigham Young, esperar un poco más. Tal vez todo lo que podemos hacer, por el momento, es apoyar al profeta y a los apóstoles con nuestro silencio. ¿Es difícil? Ciertamente puede serlo. Pero, esto tampoco debería sorprendernos. Como nos advirtió Élder Nelson: “Si somos serios sobre nuestro discipulado, Jesús eventualmente nos pedirá que hagamos las cosas que son más difíciles para nosotros”.(11)

Cuídense de los falsos profetas. Pero, cuídense de no convertirse en falsos profetas. Élder M. Russell Ballard enseñó en la conferencia de octubre de 1999:

Cuando pensamos en falsos profetas y en falsos maestros, tendemos a pensar en aquellos que apoyan una doctrina obviamente falsa o presumen tener autoridad para enseñar el verdadero evangelio de Cristo según su propia interpretación. A menudo asumimos que tales individuos son parte de un pequeño grupo radical en los márgenes de la sociedad. Sin embargo, reitero: hay falsos profetas y falsos maestros que tienen, o al menos dicen tener, membresía en la iglesia. . .

Por lo tanto, cuidémonos de falsos profetas y de falsos maestros, tanto hombres como mujeres, que se autodesignan declaradores de las doctrinas de la iglesia y quienes buscan esparcir su falso evangelio y atraer seguidores patrocinando simposios, libros, y periódicos académicos cuyos contenidos desafían directamente las doctrinas de la iglesia. Cuidaos de quienes hablan y publican en oposición de los verdaderos profetas de la iglesia y quienes activamente hagan proselitismo a expensas del bienestar eterno de aquellos a quienes seducen. Como Nehor y Korihor en el Libro de Mormón, se basan en sofismas para engañar y persuadir a otros a que vean las cosas desde sus puntos de vista. Ellos “se constituyan a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y alabanza del mundo; pero no buscan el bien de Sion” (2 Nefi 26:29).(12)

[Nótese que el sólo hecho de que alguien enseñe algo que es diferente a lo que nos dicen los líderes de la iglesia es prueba suficiente de que esas personas están tratando de arruinar la salvación de la gente y son comparables con Korihor y Nehor, dos supuestos insultos basados en el Libro de Mormón, y lo único que quieren es el alago de la gente.

Es una lógica impecable, ¿no? Nota del Sr. Pesquisas]

Necesitamos desesperadamente profetas y apóstoles. No creo que los atesoramos lo suficiente. El filósofo político Leo Strauss tenía quizás más razón de lo que entendemos cuando escribió: “Los verdaderos profetas, ya sea que prediquen destrucción o salvación, predicen lo inesperado, la que es humanamente impredecible. Qué miedos o esperanzas no se les ocurrirá a los hombre [o mujeres], si deben depender de sí mismos”.(13)

[Ésta es una nota muy curiosa. Si los profetas realmente revelaran cosas inesperadas, tal vez los líderes SUD habrían revelado algo inesperado en los últimos 150 años. Pero aparte de la “revelación” de que Dios no quiere que los hijos de parejas homosexuales se unan a su iglesia, no recuerdo ninguna revelación por parte de estos profetas y apóstoles sin los cuales estaríamos tan perdidos. Notas del Sr. Pesquisas]

Mientras más estudio y veo, más convencido estoy de que la batalla de nuestra generación es sobre los profetas—será si Dios ha hablado o no, y si aquellos con autoridad y llaves existen o no. Soy un testigo de que sí. Y, a pesar de las debilidades que puedan tener, nosotros y este mundo estamos perdidos sin ellos. Bendito sea Dios que hay apóstoles una vez más en la tierra, y un profeta en Israel.

____________________________

Resumen

Un comentario en ese blog post hizo el siguiente comentario, el cual, si bien está escrito por un fiel miembro de la iglesia, es una excelente crítica de la retórica usada:
Bajo riesgo de ser reduccionista, esto es lo que pude sacar de este artículo:

1) [Si sus revelaciones contradice a los líderes] probablemente están equivocados

2) Oren (y esperen) que están equivocados

3) Sean pacientes

4) Cállense

Conclusión) No, en serio. Cállense.

. . . ¿Si realmente crees que si sentimos que algo está mal y está lastimando a la gente que amamos no debemos decir nada? No es como fui criada, ni lo que se me enseñó cada domingo en la iglesia. Hay mucho espacio entre la crítica negativa y encontrar culpa con los líderes de la iglesia y una cuidadosa discusión sobre si una política realmente puede venir de Cristo. Tal discusión puede evolucionar en ideas, promover la búsqueda personal, comunicar las necesidades de los miembros de la iglesia al liderazgo, y, más importante, decirle a alguien que está luchando con estas ideas que no está solo.

Y, secundariamente, estoy agradecida por cada individuo que desafió la prohibición del sacerdocio [a los negros], incluyendo a Orson Pratt en frente de la legislación de Utah.

Comentarios

Entradas populares